Tradicionalmente, los estiramientos han sido una herramienta utilizada socialmente ante la aparición de algunos dolores musculares. Casi de manera instintiva, cuando algo nos duele, recurrimos al estiramiento como alternativa para encontrar relajación y bienestar. Pero realmente, ¿cuál es el verdadero efecto del estiramiento sobre nuestro organismo?
Estiramientos y dolor
No existe evidencia científica reciente que muestre que el dolor se puede aliviar estirando. Recientes estudios realizados por diferentes científicos expertos en la materia (Herbert RD, de Noronha M, Kamper SJ 2009-2010, entre otros) han determinado que no existe una correlación directa entre los estiramientos y la reducción del dolor. Es posible, que durante la realización de los mismos, se libere algún tipo de sustancia química que genere sensación de bienestar al paciente/deportista, aunque normalmente son a corto plazo. Es cierto que hay cierta controversia entre el estamento médico sobre ello, pero actualmente, esto es lo que sabemos.
Estiramientos y prevención de lesiones
Debido a la cultura deportiva que tenemos la gran mayoría de nosotros desde que somos pequeños, es lógico pensar, que los estiramientos nos ayudan a mantener nuestros músculos más elásticos y por ende, a sufrir menos lesiones. A día de hoy también sabemos que, en contra de lo que acabamos de decir, estirar no reduce el nivel de incidencia lesional sobre el sistema miofascial.(Harvey LA, Katalinic OM, Herbert RD, Moseley AM, Lannin NA, Schurr K 2015-2017).Tampoco tiene importancia ni relevancia en la prevención de lesiones tendinosas (“Journal of Science and Medicine in Sport” Marzo de 2016).

Estiramientos y calentamiento
No existe evidencia científica reciente que muestre que el dolor se puede aliviar estirando. Recientes estudios realizados por diferentes científicos expertos en la materia (Herbert RD, de Noronha M, Kamper SJ 2009-2010, entre otros) han determinado que no existe una correlación directa entre los estiramientos y la reducción del dolor. Es posible, que durante la realización de los mismos, se libere algún tipo de sustancia química que genere sensación de bienestar al paciente/deportista, aunque normalmente son a corto plazo. Es cierto que hay cierta controversia entre el estamento médico sobre ello, pero actualmente, esto es lo que sabemos.
“No queremos con esta información etiquetar a los estiramientos como algo negativo ni mucho menos. Queremos desmitificar algunos conceptos que probablemente hemos ido adquiriendo por experiencias o sabiduría popular y que a día de hoy sabemos que no es así.
Los propioceptores, son unos receptores sensitivos (nervios) que se encuentran en nuestros músculos y otras estructuras, que informan a nuestro cerebro cuando una articulación ha llegado al límite de su movimiento. Cuando estos receptores no se estimulan de manera regular, pierden la capacidad de acomodamiento ante diferentes rangos de movilidad, y por tanto, avisan a nuestro cerebro que nuestra articulación ha llegado a su “tope”, siendo esto último falso. Por lo tanto, no existe el concepto “estirar” propiamente dicho. Los músculos no se acortan o se estiran estructuralmente hablando (a no ser que existe algún tipo de patología más específica).
El estiramiento nos va a ayudar a ser más flexibles, esto es, a alcanzar mayores rangos de movimiento en nuestras articulaciones, que siempre nos ayudará a tener mayor agilidad en nuestro día a día y a aumentar el rendimiento deportivo.
Eso sí, olvidaros del estiramiento “hasta que duela”. Realiza movimientos suaves, rítmicos, de menor a mayor amplitud del movimiento, y sin sobrepasar la sensación de tirantez propia del mismo.